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¿Los juegos del cambio o el cambio de los juegos?

  • Foto del escritor: Félix Jordán de Urríes Mur
    Félix Jordán de Urríes Mur
  • 10 ago 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 11 nov 2024

Probablemente estos Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 serán los “Juegos del cambio” ¿O serán un cambio de organización y concepción de los Juegos Olímpicos? Lo veremos en los próximos años en donde la pandemia de la Covid-19 ha jugado un papel acelerador fundamental para este cambio, para este proceso de transformación que se avecina y que es imparable.


Foto de familia del Comite Paralimpico Español en los pasados Juegos Paralímpicos de Paris, con su Majestad La Reina.

Laguarres. 10/08/21. Personalmente, me inclino por la segunda, o tal vez sean las dos, en todo caso habrá un cambio de concepción organizativa, percepción social, valor de producto y también de cambio en el propio deportista de valorización de su participación e impacto en la consecución de resultados, en donde en esta edición ya lo hemos vivido con la ausencia de grandes deportistas mundialmente reconocidos.

Durante estas dos semanas, todos, seamos más o menos deportistas, nos guste más o menos el deporte, hemos estado pendientes en mayor o menor medida de este gran evento deportivo, sobre todo de las medallas que conseguimos o perdemos de nuestros deportistas que representan a nuestro Comité Olímpico Nacional y que, al fin y al cabo, no deja de ser eso, un evento deportivo más, pero que, por sus orígenes, historia y forma organizativa, es diferente a los demás.

Pero para comprender todo este fenómeno deportivo, social y económico de gran incidencia en la sociedad, conviene acercar una serie de aspectos conceptuales básicos, y trasladarnos a los orígenes del mismo para entenderlo, que es complicado trasladar en pocas líneas pero que es importante para entender bien que es esto, su magnitud, impacto y por qué el Olimpismo, sí que es deporte, en gran medida, pero no todo el deporte es este Movimiento Olímpico que vemos estos días en televisión. En el verano de 1894, el barón Pierre de Coubertain, crea el Comité Olímpico Internacional, en París, una asociación privada, que en la actualidad tiene domicilio social en Lausana, Suiza, y sujeta, lógicamente a derecho privado suizo, encargada de promover los valores del Olimpismo en el mundo y de coordinar las actividades del Movimiento Olímpico, entre ellas promover, supervisar y administrar los Juegos Olímpicos, tanto de verano como de invierno, así como los Juegos Olímpicos de la Juventud. Esta entidad basa su funcionamiento en lo establecido en su estatuto, la Carta Olímpica y bajo el sistema de reconocimiento. El Comité Olímpico Internacional, aun siendo una entidad privada, debido al impacto que esta tiene a nivel mundial, como comentaba anteriormente, por ejemplo tiene el reconocimiento por parte de las Naciones Unidas del estatus de Observador Permanente y tiene el derecho de asistir a la Asamblea General, participar en su programa y tomar la palabra en la misma, en donde sirva como muestra, la Tregua Olímpica (periodo de paz mundial durante la celebración de los Juegos Olímpicos) se encuentra reconocida por esta organización de naciones. Por cierto, el COI, tiene su propia agencia de retrasmisión, producción y gestión de derechos audiovisuales, entre otras muchas otras cosas, la Olympic Broadcasting Services, con sede en Madrid.

¿Qué entidad privada, ya no solo deportiva, conocemos en el mundo que pueda tener la capacidad, impacto, magnitud e incidencia gubernamental que tiene el COI?, rotundamente ninguna y ese es el valor que durante décadas esta entidad explota y que con otras entidades satélites, privadas también y reconocidas por ambas, los Comités Olímpicos Nacionales, llevan realizando desde sus orígenes el desarrollo, promoción y protectorado del Movimiento Olímpico de acuerdo con la Carta Olímpica y gracias a eso ha ido ganando su espacio convirtiéndose en uno de los mayores lobbys mundiales que ha habido y hay en la historia reciente.

Estos Juegos de Tokyo 2020, pasarán a la historia porque serán los Juegos Olímpicos del cambio, pero sobre todo por ser los primeros en disputarse fuera del año preestablecido, en situación pandémica mundial, por celebrarse sin público, por ser los Juegos que se visibiliza la importancia de la salud mental del deportista gracias a la gimnasta Simone Bales, los juegos que sirvieron para mostrar la existencia todavía de regímenes totalitarios en la Europa del este con el caso de la atleta bielorrusa, Kristina Tsimanuskaia, o del halterófilo Ugandés, Julius Ssekitoleko,  que su presencia en Tokyo la ha usado para escapar de la pobreza y condiciones de vida penosas que tenía en su país de origen o también los Juegos en los que se reaviva la polémica de la participación de deportistas transgénero, como la participación de Laurel Hubbard o los altos niveles de testosterona de la velocista de Namibia, Christine Mboma, que reabre viejos debates. También serán los Juegos que se han introducido nuevas modalidades deportivas para atraer al público más joven, que no entiende este modelo organizativo deportivo de hace ya dos siglos y que no consume este producto y que necesariamente el COI tiene que pensar en cambiar, renovarse y evolucionar si quiere seguir siendo el evento referente mundial de todo el deporte o ya casi del entretenimiento como se suele denominar ahora.

Sean estos o no, los Juegos del cambio de era o la nueva idiosincrasia mundial haga cambiar a la celebración de los Juegos Olímpicos, en España tenemos la oportunidad de organizar unos, los de invierno en 2030, que sin lugar a dudas nos proporcionarán un cambio positivo en el territorio, posicionarán nuestra cordillera, los Pirineos como un destino de práctica referente, mejorarán nuestros servicios, infraestructuras, que es realmente lo importante para la gente que vivimos en aquí y además ayudaría a mejorar las grandes desigualdades que tenemos en la actualidad con respecto al entorno urbano próximo.

La posibilidad de celebración de unos Juegos Olímpicos nos ayudará a mejorar el clima político de nuestro país, a que lo urbano sea más solidario con lo rural, a que la colaboración institucional sea más leal y las alianzas con el resto de entidades públicas y privadas sean más eficientes y productivas. Es importante salir de discursos encasillados, rancios y obsoletos sobre la viabilidad o sostenibilidad de la celebración y organización de una cita deportiva de estas características, por que el propio sentido común y coherencia que socialmente hemos adquirido con el devenir de los acontecimientos en estas últimas décadas hará que en si mismo el hecho organizativo lo sea o incluso meterse en charcos y disputas territoriales estériles que hacen perder visión estratégica de proyecto de desarrollo de territorio, de país. Mas que nunca, hagamos valer el “espíritu olímpico”, de respeto de los principios éticos fundamentales universales.

Haya o no haya cambios o los cambios afecten a la celebración de los Juegos, lo que está claro es que el Olimpismo seguirá teniendo presencia entre nosotros, por que si que el Movimiento Olímpico es mucho más que solo deporte.  

Citius, altius, fortius, communiter.

 
 
 

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Contacto

Félix Jordán de Urríes Mur

Email - felix@jordandeurriesmur.es

Tel - +34 675 844 994

Laguarres. Pirineos. Huesca

Camino de Torres, sn

22587. Laguarres. Huesca

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